martes, 22 de noviembre de 2016

Escultura neoclásica


Aunque la tradición escultórica barroca sigue manteniendo cierta pujanza, la labor de Winckelman ejerce una gran influencia en los escultores de la segunda mitad del siglo XVIII. Los modelos "anti-barrocos" los va a suministrar la antigüedad clásica, más Grecia que RomaNo surgirá, sin embargo, una escultura tan llena de vida como la renacentista, debido al prejuicio de considerar lo clásico como un ideal insuperable que había de copiarse al pie de la letra. Y, en efecto, apenas hubo otra cosa que copia mecánica de la antigüedad. En realidad, en aquella escultura no interesaba sino la belleza puramente formal; el espíritu está ausente.
ANTONIO CANOVA –Italiano- (1757-1822) es uno de los grandes escultores de la Historia del Arte y el mayor representante del movimiento neoclásico. Se le ha considerado como el último gran artista italiano. Su vida estuvo llena de atenciones y todos los grandes de la época lo estimaron: papas, reyes, estadistas e intelectuales.Tomó por modelo las obras griegas conservadas en Italia, fundamentalmente del período helenístico, y sólo ya tardíamente pudo contemplar con sus ojos los mármoles griegos, las esculturas del Partenón que instaló en Londres Lord Elgin. Como buen clásico, amó la juventud. Sus personajes son siempre jóvenes aunque un tanto insensibles. Sus mármoles blancos resultan fríos. Dotado de un enorme talento, en la más pura tradición de la escultura italiana(Miguel Ángel, Bernini), su producción es enormemente variada:
Los temas mitológicos: "Teseo y Minotaruro - Eros y Psique", las  Tres Gracias" – “Hebe escanciadora” – “Venus saliendo del baño”, etc.
Monumentos fúnebres para los Papas Clemente XIII y Clemente XIV en Roma y para María Cristina de Austria , en Viena, su obra de mayor originalidad.
Destacó igualmente en el retrato. Destacó su trabajo para Napoleón y su familia. Suya es la gran estatua de Napoleón del Museo de Brera, de Milán como un emperador romano, a "Leticia Bonaparte", madre de Napoleón la representó sentada, a la usanza de matronas romanas". Paolina Bonaparte Borguese, hizo un retrato representándola como "Venus victoriosa", recostada semidesnuda sobre un diván estilo imperio. También retrató otros personajes, entre los que cabe contar al propio "George Washington". También en Roma trabaja el danés Thörwaldsen, sus obras son frías y académicas: Hermes, Jasón, Las 3 Gracias.
La pintura neoclásica: La pintura neoclásica presenta escasa originalidad, reinventa el clasicismo a partir de prototipos barrocos, ya que no existen suficientes restos romanos y griegos para inspirarse. El ideal del pintor neoclásico es intentar reproducir la escultura clásica a dibujo. El dibujo predomina sobre el color y las composiciones se encuadran en formas geométricas como rectángulos o triángulos. Los pintores de este momento se forman en academias de pintura, muchas de ellas en Italia, por lo cual a su pintura se la llamará también académica. En este momento se inician también los concursos de pintura y las exposiciones oficiales. El principal pintor neoclásico fue el francés Jacques-Louis David - (1748-1825), que introdujo el neoclasicismo en Francia y fue su máximo exponente desde la época de la revolución hasta la caída de Napoleón I Bonaparte. Se forma en la pintura académica en Italia y al tener el inconveniente de la falta de modelos grecorromanos, David se inspiró en los relieves, de los cuales toma la simetría, la falta de profundidad y la ordenación de las figurasen filas paralelas. David representa además al pintor político, comprometido con los ideales de la Revolución Francesa y el Imperio Napoleónico, que no duda en poner su arte al servicio de la propaganda. En 1785 pinta en Roma "El juramento de los Horacios", que se convierte en el manifiesto de la pintura neoclásica europea. David supo conectar con los ánimos contemporáneos, glorificando las virtudes del patriotismo y sacrificio, abandonando de manera intencionada la narración de la historia para concentrarse en el momento de exaltación que implicaba el juramento. La historia se remite al origen legendario de Roma, que está en lucha con la ciudad de Alba, en el siglo VII a.C. La guerra será resuelta mediante el combate singular de tres campeones romanos y tres campeones albanos. Los designados son los tres hermanos de la familia de Horacio, por la parte romana, y los tres hermanos de los Curiati, por parte de Alba. Hay que tener en cuenta que la idea que se tiene en el siglo XVIII de los modelos griegos se basa en la ignorancia de que dichos modelos son, en la mayoría de los casos, copias romanas. Entonces cayó en la cuenta de su gran error: Grecia surgía ante su vista como una realidad imprevista, llena de vida.("He visto los mármoles de Fidias. No tenían nada de afectado, de exagerado, nada de duro (...) son verdadera carne...") Sin embargo, el caso está complicado por el hecho de que estas dos familias están ligadas por sendos matrimonios: una hermana de los Horacios con un hermano de los Curiati, y viceversa. Así pues, los tres momentos resumen en primer lugar, la declaración de guerra de los tres hermanos, el juramento de fidelidad a Roma que les toma su padre sobre las espadas que llevarán a la lucha, y la desesperación de las mujeres, que se apartan del ritmo histórico para llorar en su privacidad. La pintura neoclásica  tiene  por norma diferenciar el espacio masculino y el femenino. El masculino es el espacio público, el de la guerra o el trabajo. El espacio femenino será siempre el hogar, la intimidad, y sus labores llorar a los héroes muertos o realizar las tareas domésticas. La composición rectangular recuerda a un escenario teatral; las figuras principales ocupan todas ellas el primer plano. Las líneas y los contornos definen con toda claridad los volúmenes. La luz, fría y oblicua, que puede recordar a Caravaggio, irrumpe sobre las figuras otorgándoles mayor presencia. Nada es superfluo: la austeridad queda indisolublemente unida ala virtud. La misma intención didáctica se refleja en sus obras "La muerte de Sócrates" (1787) y "Los lictores llevando a Bruto los cuerpos de sus hijos" (1789), programas políticos donde se ensalzan una vez más los valores del sacrificio, el estoicismo, la defensa de la verdad y del deber. A partir de 1790, David se convierte en propagandista de la Revolución y en activista entusiasta cuando es elegido miembro de la Convención en 1792. De su entusiasmo revolucionario es “El juramento del juego de Pelota” y otra de de sus obras cumbres es "La muerte de Marat" (1793). Con la llegada al poder de Napoleón, David será su pintor de referencia. "El rapto de las Sabinas" (1799) representa la idea de reconciliación entre los franceses que simbolizaba Napoleón tras los radicalismos revolucionarios previos. Napoleón cruzando los Alpes, La coronación de Napoleón son otras obras que ensalzan los triunfos y la figura de Napoleón. También será muy importante su faceta como retratista y así serán numerosos los retratos que hace de Napoleón Bonaparte o de la burguesía francesa como el de Madame Récamier. A la sombra de David hay que situar otros pintores como Ingres, al que muchos autores consideran superior al mismo David, que se encarga de defender la pintura académica frente a los nuevos pintores románticos que empiezan a surgir a partir de 1820.
Francisco de GOYA: Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828) nace en Fuentetodos, pueblo de Zaragoza. Aprende el oficio de pintor en Zaragoza siendo muy influido por el barroco italiano. Posteriormente se traslada a la Corte de Madrid donde trabaja hasta los cuarenta años pintando escenas costumbristas en los cartones para tapices. Protegido de la Duquesa de Osuna se convierte en 1785 en pintor del rey Carlos III y en 1799 en pintor de cámara de Carlos IV. En este momento Goya se convierte en el retratista de moda de nobles y autoridades. Hasta entonces su vida ha sido un recorrido de triunfos artísticos y sociales, vive con holgura y lujo. Hacia 1790 queda sordo produciéndose una auténtica metamorfosis de su personalidad artística que le inclina al aislamiento y la introspección, deja de contemplar la sociedad como un conjunto de cuadros y costumbres amables y empieza a considerar el ángulo negativo de los convencionalismos. A partir de 1808 la Guerra de la Independencia, con todos sus horrores, supone una nueva experiencia dolorosa que intensifica su pesimismo y crítica social. Tras la guerra y a pesar de ser considerado un afrancesado es repuesto por Fernando VII en su puesto de pintor de cámara, pero liberal convencido los excesos del absolutismo le hacen aislarse más. Es su época de las pinturas negras. Tras la entrada de los Cien Mil Hijos de San Luís en 1823 y la restauración absolutista, Goya abandona España y se instala en Burdeos donde muere en 1828.
Goya, pintor de cartones: Se forma en Zaragoza en el taller de José Luzón, pintor barroco. Así, sus primeras obras tienen temas religiosos, pero a su llegada a Madrid, en 1.773, empieza a realizar cartones para la Real Fábrica de tapices. En ellos se ve claramente la influencia de pintores barrocos como Tiépolo y Meng. La mayor parte de los cartones de Goya, siempre realizados al óleo sobre lienzo, tratan temas de contenido vital y optimista; las figuras están relacionadas con una amable naturaleza en la que se desarrollan aspectos costumbristas y cotidianos. En estas escenas (campestres, de diversión, cacerías,…) se mezclaban nobleza y pueblo en una época cuya moda venía señalada por el hecho de que la alta sociedad gustaba de vestir al estilo de majas. Poco a poco los cartones presentan un carácter más personal como en La vendimia, La gallina ciega, El quitasol, El pelele, etc.
Goya en la corte de Carlos IV: Su trabajo en los cartones para tapices lo empieza a compaginar con su trabajo como retratista de la nobleza y personas importantes de la Corte madrileña. Simultánea los retratos con los cartones para tapices como "El columpio" o "La pradera de San Isidro". Su fama crece muy rápidamente y es el retratista preferido por la nobleza de la corte de Madrid. Goya se muestra como un colorista delicado, logrando que el predominio de los grises entone perfectamente con los verdes y rosas de la esposa e hijos que contrasta con el oscuro uniforme del Duque En estos años entra en el círculo de la familia Alba e íntima con la Duquesa a la que retrata en varias ocasiones. Tras la muerte de la Duquesa de Alba (1.802) pinta dos de sus obras más conocidas, La maja desnuda y La maja vestida. En la primera el pintor deja de lado su factura libre y espontánea y se recrea en el dibujo y en la línea del cuerpo. Por contraste "La maja vestida" está hecha con una técnica impresionista y con un color caliente. Son retratos que se apoyan en la pasión, en la amistad y en la añoranza.

Goya en la catástrofe.
En 1.808 estalla la guerra de La Independencia. Goya se convierte en un cronista que intenta ser desapasionado y frío en el análisis de la crueldad. Aunque de simpatías afrancesadas también comprendió la lucha patriótica y nacional del pueblo español. Desde el punto de vista pictórico, la guerra de la independencia fue traducida por Goya en sus dos grandes composiciones del 2 y 3 de Mayo, conocidos como "La carga de los mamelucos" y "Los fusilamientos del 3 de mayo", la memorable serie de grabados de "Los desastres de la guerra", así como un enigmático cuadro al que se conoce como “El coloso”. En general, hasta Goya la guerra había sido representada como un espectáculo bello, pero los horrores de la guerra, con las violaciones, fusilamientos, robos, sacrilegios, fueron caldo de cultivo propicio para una mente tan inclinada a la exaltación como la suya. Goya pinta, pues, una guerra distinta: un cúmulo de tragedias. No obstante las dos grandes obras pictóricas sobre la guerra se realizan tras la vuelta al poder de Fernando VII: "El dos de Mayo" y "Los fusilamientos del 3 de Mayo" realizados en 1.814, ambos cuadros responden a una concepción pictórica totalmente nueva, el romanticismo, rehuyendo la tradición académica. "El dos de Mayo" es una obra expresionista, donde el asunto trágico, el pueblo protagonista de una crónica sangrienta, es representado con un colorido vivo.

Obra final: Las pinturas negras. Entre 1.820 y 1.823 Goya permanece encerrado en su casa de Madrid conocida como “La Quinta del Sordo”, realizando el conjunto más completo y logrado de su obra: las "Pinturas negras". Las catorce obras fueron pintadas de noche, a la luz de las velas, directamente sobre la pared, posiblemente en un estado de paranoia inducida por la angustia de la sordera, sin ninguna intención de exhibición pública, casi como una catarsis privada. Estas pinturas rompen con la tradición pictórica anterior. Realiza estas pinturas para sí mismo y nos ofrece una visión profundamente pesimista y agresivamente irónica sobre el mundo y los hombres.

Goya, grabador: Con la excepción de Ribera, cuya producción se realiza en Italia, y de ciertos tanteos de algunos pintores barrocos, se puede decir que Goya es el primer grabador en la historia del arte español. Su primera gran obra como grabador son "Los caprichos", una serie de estampas concebidas como obra completa de colección, provistas de una intención crítica. Goya utiliza además del aguafuerte la técnica de la aguatinta, con la que obtiene efectos de fondos sombríos, de un negro o gris uniforme, como de tintas planas, sobre las cuales se recortan las siluetas blancas con intensidad enteramente moderna. Normalmente suele combinar ambas técnicas: trabaja los fondos con aguatinta y las figuras en aguafuerte, repasando en algunas ocasiones con buril o punta seca. Esta serie de los "Caprichos" es la primera colección para ser vendida en conjunto. Contiene una crítica irónica y despiadada sobre la corrupción de las costumbres (prostitución, celestinaje), la superstición (brujería, el anticlericalismo y la ignorancia). Su estilo sigue siendo libre: la concepción de la composición, el tratamiento y dibujo de las figuras, la utilización de luces y sombras, no tienen nada de académico. La caricaturización, el simbolismo y la crítica son las notas características de la serie.